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domingo, 21 de marzo de 2010

Las uvas de la ira (John Ford)


FICHA TÉCNICA
AÑO: 1940
DURACIÓN: 129 min.
DIRECTOR: John Ford
GUIÓN: Nunnally Johnson
MÚSICA: Alfred Newman
FOTOGRAFÍA: Gregg Toland
REPARTO: Henry Fonda, Jane Darwell, John Carradine, Charley Grapewin, Dorris Bowdon, Russell Simpson, John Qualen.


Se me hace difícil transmitir todo el entusiasmo que siento tras visionar de nuevo Las uvas de la Ira de John Ford (oscarizado por este trabajo), una joya de la cinematografía de todos los tiempos, una obra maestrra del celuloide. Me cuesta explicar cómo una novela de la magnitud de la homónima de John Steinbeck es llevada al cine y no desmerece al original, salvando los obstáculos del lenguaje artístico. Que un error argumental (el hermano de Tom, Noah, desaparece de golpe de la película), fruto sin duda del montaje final del film, pase desapercibido y no se mencione en decenas de críticas que podamos encontrar en la red da muestras de que hablamos de un gran producto. Lo más directo que se puede decir es que es John Ford, con mayúsculas. Con esta referencia debiera bastar para despertaros el gusanillo de ver esta película que no pretende llegar más allá de lo que el lenguaje cinematográfico le permite y renuncia a logros que sólo la literatura es capaz de conseguir (el final de la novela es diferente al de la película, por ejemplo).


Tom Joad (genial Henry Fonda), en libertad condicional, al regresar a su Oklahoma natal se encuentra con que su familia ha sido expulsada de la tierra que trabajaba desde varias generación y obligada a buscar trabajo en California, cruzando medio país a través de la mítica Ruta 66, con un vetusto camión que cargará con trece personas y todo lo mínimo necesario para emprender una nueva vida.


La odisea les depara múltiples reveses que superan uno a uno pero que van mellando el orgullo de ser una familia, el orgullo de ser personas y el orgullo de la clase que representan, los trabajadores.


Majestuosos planos (verdaderas composiciones pictóricas por sí mismos) dignos de Ford con una cuidada fotografía de Tolland y una adecuada banda sonora (Red River Valley) plasman a la perfección la soledad, la decrepitud, la suciedad, el polvo… y la constante degeneración de la familia Joad.


Secuencias que son ya historia del cine como la despedida de Tom de su madre, la propia escena final, planos de Tom empequeñecido por esas tierras que ha perdido, las explicaciones del empleado que desaloja a las familias de sus tierras,… Son muchos argumentos para una obligada visión del film.


“No se necesita valor para hacer lo único que se puede hacer” (frase que pronuncia el padre), los Joad son a la vez héroes y víctimas (aunque no se sienten como tal) de la América de los años 30, de la depresión, es la América del New Deal, es la América que se quiere levantar y usa al proletariado como bastón, una clase trabajadora que es constantemente pisoteada pero nunca aniquilada porque como dice la madre “somos el pueblo” (aunque en el doblaje al castellano se haya traducido por “la gente”, cosas de la censura). La familia, el pueblo, los trabajadores, son instituciones eternas que ni estas adversidades externas lograrán eliminar, ni tan siquiera minimizar.


La felicidad consiste en poder trabajar y de disfrutar de unos sanitarios. Un campamento estatal (cuyo representante guarda un curioso, y buscado, parecido físico con Roosevelt) les facilita esta momentánea dicha, pero la vida sigue maltratando a los Joad, una familia que subsiste gracias a la figura de la madre (gran papel de Jane Darwell que le valió el Oscar) que ha substituido como cabeza familiar al padre que una vez desarraigado de sus tierras se ve responsable de la desdicha de los Joad y simplemente se deja arrastrar.

Una tierra prometida que no resulta ser lo que imaginaban, los obreros son sobreexplotados y los salarios no alcanzar ni para comer. El racismo (los de Oklahoma son tratados poco menos que de apestados), las condiciones ínfimas de sanidad, decencia, dignidad,… se producen en un país que pretende y se vanagloria de ser el más desarrollado, modelo de libertad, progreso,…

Son temas que pese al paso del tiempo encontramos en la sociedad actual, son sensaciones, sentimientos universales que otorgan al film una actualidad y un realismo que no hemos superado aún.


2 comentarios:

  1. Le he preguntado a mi hermano (que es una biblioteca andante) y me ha dicho, que tanto la película como el libro merecen la pena verlos y leerlos repetidas veces. Así que coincide plenamente contigo y entre tu recomendación y la suya...ya estoy buscando el libro y eso que aún no he terminado con el que estoy ahora :)

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  2. Sí es lo que parece: ahora falta saber si tus gustos coinciden con los de tu hermano :) Esperemos que sí

    Un saludo

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